La falsa infanta

Hablo  con la infanta, que necesita de mi ayuda. Me habla mal de la princesa, dice que es muy clasista. Luego parece que la infanta está en un festival de música y yo aparezco allí también, también está Ana. Está bastante drogada. Ana toma droga que le dan unos amigos de la infanta. Estamos en una habitación los tres. Ana está dormida, la infanta está tumbada al lado de ella y la besa, ya no parece la infanta, sino una chica bastante pasada de vueltas. Ana se despierta y se enfada. Yo ya no entiendo quién es esa chica, y por qué se quiere hacer pasar por la infanta. Veo también una comida de palacio, nadie habla, todo el mundo está a la comida. Alrededor de mí surgen unos polvos mágicos, como lanzados por un hada, que me trasportan a mi cama.

Cuentos de hadas, envidias, princesas y sus falsas hermanas. Fuerzas colectivas, bailes y drogas. Importancia, ser importante, que los demás te miren. Ser Real, de cara a los demás. La droga, la música y la multitud hacen que se descubra el pastel. Una chica drogada, que se hace pasar por infanta y habla mal de su hermana. Pretensión y evasión. Celos de la auténtica Realeza. ¿Le pasa algo a esa chica? Parece que se encuentra mal. En los festivales se veían, a veces, chicas así, drogadas y dormidas.

La obligación viene de fuera, de los demás, de un objetivo.

El deseo viene de dentro. Del corazón.

El deber aparentemente se enfrenta al querer.

Los objetivos nos llevan inevitablemente a la obligación, al deber.

Tenemos que hacer X para conseguir Y. Cuando conseguimos Y, tenemos que hacer X para conseguir Z. El deseo se satisface mediante la obligación. La acción se convierte en deber, se separa del deseo. Dejamos de ser responsables de ella. Uno no es responsable de un acto al que está obligado. Uno solo es plenamente responsable de lo que quiere hacer.

Cuando uno hace, en cada momento, lo que quiere hacer, puede decir “yo quiero hacer esto”, “quise hacer aquello”, “no quiero hacer eso otro”. Puede motivar cada uno de sus actos, puede responder por ellos. Ha llegado al centro de la cruz.

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